Especialista en Fortalecimiento de Objetos

Viendo a través de ella
Bai Yunfei regresó a la posada con un aparente estado de trance. Se dirigió a la habitación de huéspedes y se encerró. Dos horas más tarde, salió de su habitación; no mostraba ningún rastro de alegría en su rostro, solo un ligero ceño fruncido. Vagó sin rumbo por las calles de la ciudad por aproximadamente treinta minutos antes de internarse en un callejón y desaparecer. Después de otra hora, volvió a la posada y se encerró de nuevo en su habitación. Alrededor de las seis de la tarde, alguien tocó la puerta, sobresaltando al joven acostado sobre la cama. Por el tono de voz que llamaba desde el otro lado, se trataba de Xiao Ning. Al abrir la puerta, Yunfei conversó un instante con la criada y la siguió fuera de la posada. Debido a que era un día nublado, el cielo ya estaba un poco oscuro, y había muy pocas personas deambulando por las calles. La brisa oscilaba por todas partes, refrescando el ambiente. Bai Yunfei fue tras de Ning hacia un restaurante en la calle oeste de la ciudad. Accedieron y subieron al segundo piso, a una habitación privada en la que encontraron a Liu Meng esperando junto a un hombre de tal vez cuarenta años y que era un poco regordete. Liu Meng, encantada de ver llegar a Bai Yunfei, se levantó de su asiento y se dirigió al joven, explicando: "¡Padre, él es Yunfei, un Guerrero de Alma en la etapa Intermedia!" Posteriormente, tomó suavemente la mano de Bai Yunfei y lo llevó a la mesa para que tomara asiento. "Yunfei, él es mi padre, Liu Yan". Bai Yunfei miró al hombre de mediana edad que a su vez lo observaba a él con ojo crítico. Asintió con suavidad y, muy respetuosamente, dijo: "Señor Liu". Liu Yan retiró su mirada y asintió también. "Bueno, no está mal. Aunque no sobresales en apariencia, pareces ser una persona tranquila y cuidadosa. No es fácil encontrar a alguien así". Tras dar su ‘sutil’ opinión del muchacho, no había nada más que decir. Yan miró a Liu Meng a su lado, y después ordenó a Xiao Ning: "Ve a pedir que traigan de una vez todos los platos. Luego de viajar tanto, estoy cansado y hambriento". Una vez Ning se marchó en busca de la comida, la habitación se sumió en un extraño silencio. Bai Yunfei bajó la cabeza, como si no supiera qué decir; Liu Yan también bajó la cabeza, demostrando estar realmente cansado. Liu Meng, por su parte, parecía un poco ansiosa. Para aliviar el tenso ambiente, preguntó cómo iban los negocios de su padre, tema que Bai Yunfei no pudo entender, así que los escuchó hablar acerca de los productos de una u otra ciudad, que artículos subían o bajaban de precio, que mercancía consiguió entregar a tiempo y que no, generándole perdidas, etc. Al poco tiempo, les sirvieron los platillos, y hablaron un poco sobre la madre de la chica. Liu Meng también cruzó unas cuantas palabras con Bai Yunfei para incitarlo a participar en la conservación, pero él aparentemente no quería hablar mucho y respondía vagamente. "Por cierto, Yunfei, parece que nunca hablas sobre tu familia. ¿Cómo es que ni siquiera te he oído mencionar a tus padres?", preguntó ella, entreviendo que Yunfei estaba un poco con la mirada pérdida. El joven se quedó en silencio por varios segundos y finalmente dijo: "Soy huérfano. He estado bajo el cuidado de mi maestro desde que era pequeño". "Oh... ya veo..." Liu Meng entendió que de seguir interrogando podía causarle malestar, por lo que cambió de tema. "No es de extrañar que seas tan hábil, te has entrenado desde muy niño. Debe haber sido difícil, ¿verdad? Sin embargo, conseguiste volverte muy fuerte, Yunfei". "Hmm, llegar a la etapa Intermedia de Guerrero de Alma a la edad de dieciocho años te vuelve un poco más talentoso que un cultivador ordinario. Pero eso es todo", dijo Liu Yan, con el ceño fruncido al escuchar las palabras de su hija. "Padre, ¿cómo puedes decir eso?" Liu Meng parecía algo incomoda. "Yunfei es más que solo eso. Él…" "¿Quieres que conversemos de esos objetos de alma especiales otra vez?" Liu Yan la interrumpió y frunció el ceño. "Aunque no soy un cultivador de alma, he ganado mucho conocimiento al relacionarme con la familia Zhang de la secta Glacial en los últimos años. No existen los objetos de alma con propiedades especiales. ¡No inventes tonterías solo para darme una buena impresión del muchacho!" "Padre, Yunfei realmente tiene..." "Y si los tiene, ¿qué? ¡Son solo herramientas que le entregó su maestro!" Li Yang interrumpió a Liu Meng una vez más. "No digas más... por favor..." Aunque Yunfei se veía calmado, cabizbajo, mentalmente suplicaba que la chica no continuara. "¿Por qué crees eso? Aun si fue el maestro de Yunfei quien los hizo y se los dio, él es su discípulo. Yunfei seguramente también..." Las palabras de Liu Meng sonaban como una forma de justificar el talento del joven, defendiéndolo. Sin embargo, para Bai Yunfei, eran espinas que lentamente comenzaban a alojarse en su corazón. "Yunfei, seguramente también... sabes crear objetos de alma especiales, ¿verdad?" Liu Meng colocó una mano sobre la de Bai Yunfei y le pregunto en gesto suplicante, a la expectativa. Yunfei cerró los ojos y se mantuvo en silencio, percibiendo el dulce calor de su tacto, que debería haberle hecho sentir feliz, no obstante, se convertía en un escalofrío que congelaba su corazón. Tras levantar la cabeza para mirar a Liug Meng con un rostro esperanzado, las pupilas del joven se encogieron. No respondió directamente su pregunta. "Meng'er, ¿recuerdas el día en que fuiste capturada por la familia Long? Esa vez, fuiste tú quien le dijo a Long Taogu mi nombre, ¿cierto?" "¿Hmmm? Yunfei, ¿por qué de repente preguntas eso?" Liu Meng, un poco aturdida, explicó: "Ese día que me atraparon, por ansiedad, dije tu nombre, que vendrías a salvarme… ¿Estás enojado por eso?" Bai Yunfei sonrió y sacudió ligeramente la cabeza. Luego dirigió su atención al hombre delante de él. "Señor, Meng’er cumplirá años en unos días. ¿Me permite pasar ese tiempo con ella antes de llevarla a casa?" "¿Qué?" Li Yan estaba sorprendido por la pregunta. Miró a Liu Meng con cierta confusión, pensando algo y frunciendo otra vez el ceño. "No puedo permitir eso, le prometí a su madre que la llevaría de vuelta, y..." "Je, je, je, je..." La risa de Bai Yunfei interrumpió al hombre. Su tono cambió del humor a uno sarcástico y burlón. Seguía cabizbajo, encogido de hombros. Ahora parecía reír de dolor. Retirando lentamente su mano, Liu Meng se levantó y dio dos pasos hacia atrás, mirando a Bai Yunfei con una expresión complicada. Vacilando, preguntó: "Tú... ¿te has dado cuenta?" Bai Yunfei levantó la cabeza; observó a la chica con una aparente sonrisa. "¿De qué me he dado cuenta?" "¿Te refieres al hecho de descubrir que este hombre no es tu padre…? ¿O que esta comida es una trampa? ¿O tal vez que la razón por la que te acercaste a mí fue solo para engañarme?" No esperó a que Liu Meng respondiera siquiera la primera pregunta. Sus palabras la hicieron palidecer.
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