

Infiltrándose en la Fortaleza Bosque Negro
En el transcurso de los siguientes tres días, varios bandidos no pudieron soportar la tensión ni la incertidumbre, e intentaron escabullirse fuera de la Fortaleza para escapar. Eran prácticamente los que presenciaron a plenitud la batalla entre Xiao Chen y Bai Yunfei durante el último encuentro.
Cuando un primer grupo de doce hombres se propusieron a bajar de la montaña en medio de la noche, fueron descubiertos por sus compañeros y encerrados. Han Xiao ordenó que los ejecutaran por el crimen de traicionar la Fortaleza Bosque Negro.
Esa acción despiadada, disuadió a otros bandidos de desertar debido al miedo que les producía Bai Yunfei. Pero el pánico en la Fortaleza no disminuyó en lo más mínimo, sino que empeoró en esos días de espera.
Finalmente, durante la noche del día prometido, los bandidos casi no pudieron dormir. Deambulaban por todas partes, inquietos, ojeando cada sombra y cada rincón, temerosos a que su enemigo los atacase en cualquier momento.
Pero... Bai Yunfei cumplió su promesa.
Luego de una ardua jordana de vigilancia, todos concluyeron que las amenazas solo fueron un truco barato, y suspiraban aliviados. Sin embargo, en el quinto día, cuando iban a dar por olvidado el asunto y relajarse totalmente, Bai Yunfei y Li Chengfeng volvieron a eliminar a varios de sus aliados en el paso de la montaña.
Atacaron dos pequeños grupos de bandidos que patrullaban la zona. Y desaparecieron inmediatamente en cuanto divisaron la presencia del líder y de su segundo al mando.
Los bandidos ahora vivían en la constante angustia de saber que el enemigo asesinaría a los que patrullaban al pie de la montaña, y tarde o temprano podrían subir, atacar a varios de los suyos en el exterior de la Fortaleza, y retirarse sin que nadie los detuviera. Los líderes esperaron por un día entero en la entrada la posible llegada del enemigo, pero nada pasó.
En el salón de la Fortaleza, Yang Tian vio como Han Xiao hacía añicos varias sillas y mesas, presa de la frustración. Una vez se hubo calmado, le dijo: "Jefe, si esto continúa, simplemente nos espera la muerte a todos. Creo que solo nosotros dos podemos hacer algo; debemos arriesgarnos y salir a explorar".
"¿A qué te refieres?". Han Xiao reprimió otro ataque de ira y preguntó.
"Nuestros enemigos saben claramente que no nos atrevemos a bajar de la montaña para contraatacar, y han adoptado la táctica de ‘cortar la carne con un cuchillo sin filo’. Al final de cuentas, una vez las fuerzas de batalla de nuestra Fortaleza hayan sido mermadas considerablemente, atacarán de un solo golpe para destruirnos por completo. Tal y como están las cosas ahora, si llevamos a nuestros hombres con nosotros, es probable que caigamos en otra trampa. Por lo tanto, pienso que es más productivo si solo usted y yo bajamos para investigar".
Yang Tian hizo una pausa y continuó: "En base a nuestra experiencia y habilidades, incluso si nuestros enemigos nos tienden una emboscada, todavía podremos escapar. Y al menos aprenderemos un poco más sobre quienes nos asedian para idear una forma de contrarrestarlos".
Aunque la mente de Han Xiao estaba en un rotundo desorden, asintió con la cabeza después de pensarlo un momento. "Está bien, hagamos lo que dices. ¿Cuándo nos vamos?"
Yang Tian miró a la zona abierta del techo, observando el cielo, y dijo: "En este momento es plena noche. Cuando sean las tres de la madrugada, descenderemos".
Mientras el sublíder abandonaba el salón, su imagen parecía la de una persona desamparada y preocupada. Honestamente, no deseaba bajar de la montaña a investigar en absoluto. Lo que dijo sobre escapar en dado caso que les aguardara una trampa, fueron simples palabras de consuelo para Han Xiao, porque de lo contrario, hubiera utilizado ese plan desde el principio. Pero ahora, esa era la única alternativa que les quedaba. Y, aun así, al recordar esa lanza carmesí, el corazón de Yang Tian no pudo evitar sobresaltarse, preguntándose si el mismo podría protegerse de esta arma.
Desde el pie de la montaña, Bai Yunfei y Li Chengfeng se dirigían lentamente hacia la cumbre, camuflados en la oscuridad nocturna.
"Si todo marcha como lo planeado, esta misma noche destruiremos la Fortaleza Bosque Negro".
Tras los últimos días de entrenamiento, la fuerza de Bai Yunfei y Li Chengfeng había alcanzado la del rango Personificación de Alma Intermedia y Aprendiz de Alma Tardía, respectivamente, por lo que según el plan original, discutieron detalladamente sobre como lanzar el ataque final a la Fortaleza.
Abrirse paso directamente en incesantes combates quedaba fuera de cuestión, aunque Bai Yunfei ya era lo suficientemente poderoso para tratar con el segundo al mando. El problema radicaba en el líder, un Guerrero de Alma Intermedia. Si se presentaba el escenario en que se uniera a la batalla junto al sublíder, incluso si Li Chengfeng lo apoyaba, serían incapaces de ganar. Todo eso sin olvidar al resto de los bandidos; unos cien aproximadamente.
Así que, al final, decidieron que Bai Yunfei se infiltraría en la Fortaleza primero y buscaría la oportunidad de matar al sublíder. Si lo lograba, definitivamente conseguirían destruir a todos esa noche.
Gracias a la táctica de ataque furtivo que llevaron a cabo en los recientes días, estaban muy familiarizados con el terrero, y con la información que adquirieron luego de interrogar al bandido que Bai Yunfei dejó con vida anteriormente, él ya poseía un conocimiento general sobre la estructura de la Fortaleza.
Las patrullas de los bandidos se notaban significativamente más débiles que antes. Con su agilidad y sigilo, Bai Yunfei se coló en el recinto sin alertar a nadie.
Pese a tener en su cabeza una idea interna del sitio, cuando entró en la Fortaleza, le pareció que era demasiado grande. Bai Yunfei tuvo cuidado de no ser detectado por las pequeñas cuadrillas de vigilantes. Mientras avanzaba por los pasillos, de a poco, se sintió desorientado y algo perdido.
No le quedó más remedio que planear la captura de un bandido para sacarle información de dónde se hallaban los aposentos del sublíder.
Cuando llegó al lado de una habitación, percibió un tenue olor a comida proveniente desde dentro. Tal parece que se trataba de la cocina, y detectaba algo de movimiento allí.
"Ya es de noche. La mayoría de los bandidos se habrían ido a descansar. ¿Puede ser que alguno tenga hambre y busca algo de comer? Bien, tendrás que ser tú”. Murmuraba para sí mismo.
Bai Yunfei miró a su alrededor. Luego abrió cuidadosamente la puerta y entró desplazándose velozmente como un rayo. En un instante ya estaba a espaldas de la persona en la cocina. Le cubrió la boca y la nariz con la mano izquierda, y alzó su derecha, que ya empuñaba la Espina de Hielo, rozándole el cuello a su víctima. "¡No hagas ruido! De lo contrario, te mataré ahora mismo".
El hombre capturado gimoteó repentinamente, pero al escuchar las palabras de Bai Yunfei, obedeció, y evitó moverse lo mejor que pudo, aunque todavía temblaba.
"¿Eh?". Gracias a la luz de la luna pasando a través de una ventana, Bai Yunfei pudo ver que a quien sujetaba era en realidad una mujer. ¿Una bandida?
Pese a estar confundido, Bai Yunfei dijo amenazantemente: "Te soltaré, ¡pero no te atrevas a gritar! Si lo haces, te mataré como a los otros bandidos".
La mujer temblaba de miedo. No obstante, después de escuchar sus palabras, relajó los músculos y dejó de resistirse, asintiendo con la cabeza ligeramente.
Bai Yunfei apartó lentamente la mano que le cubría la boca y la nariz, pero no hizo lo mismo con la Espina de Hielo muy cerca de su cuello. Si gritaba, acabaría con ella en ese mismo instante.
La mujer jade un poco y susurró: "¿Eres..., eres tú el que quiere destruir la Fortaleza? ¿Estás... aquí para rescatarnos?".
"¿Qué?". Bai Yunfei estaba aturdido. ¿Qué significaba eso? Cuando vio que ella no tenía intención de gritar por ayuda, bajó el punzón y dio medio paso hacia atrás. Entonces pudo verla completamente.
Era una mujer ordinaria de mediana edad, con ropas algo andrajosas. Miraba a Bai Yunfei con rostro esperanzado. No se trataba de una bandida, sino más bien de una mujer virtuosa de alguna aldea común y corriente.
"¿No eres parte de ellos? ¿Quién eres?", preguntó Bai Yunfei en voz baja.
"Yo... soy de la aldea Cheng, a doscientas millas al oeste de la Montaña Bosque Negro. Fui capturada por los bandidos hace un año, y me trajeron a esta Fortaleza para lavar y cocinar para ellos. Aparte de mí, hay muchas otras personas encerradas en este lugar. Nosotros los mayores estamos bien, sólo somos responsables de los alimentos y otras tareas sencillas, pero... esas chicas jóvenes, no sólo son obligadas a trabajar, también son torturadas y... Por favor, ¡sálvanos!". Como si se estuviera aferrando a una cuerda para salvar su vida, la mujer imploraba en voz baja.
Tal parece, había muchas mujeres cautivas en la Fortaleza…
